sábado, 6 de septiembre de 2008

¿La ampliación del Puente de Rande resolverá los problemas?

Pues la verdad es que, más allá de lo espectaculares que resultan las cifras -y la de cien millones de euros lo es sin duda- que se anuncian para el proyecto de ampliación del puente de Rande, quizá habría que reflexionar en voz alta sobre algunas consecuencias de su ejecución. La primera y principal, claro, acerca de si la inversión resolverá o no el problema principal de un modo estable y duradero y, por tanto, si el presupuesto estimado cumplirá los objetivos y si no sería razonable que se hubiesen analizado más a fondo otras alternativas.Es cierto que los especialistas no se han puesto de acuerdo en ello y que lo urgente parece resolver un problema que no admite mucha más demora, como lo es el de la transformación de Rande en un "cuello de botella" que en vez de aliviar, asfixie. Y por tanto algo había que hacer para darle salida mientras se sigue estudiando si para un futuro más largo es mejor otro puente o existe alternativa para un asunto que no sólo condiciona un punto clave para el tráfico norte/sur del país, que ya es, sino también el área metropolitana en torno a la principal de sus ciudades.Lo malo de la fórmula que se ha elegido no sólo es el coste -que se asume con fondos públicos, bien que a modo de anticipo para una empresa privada que cobra peaje por su utilización y que lo cobrará para el futuro, con lo que ahora mismo se castiga el doble, de forma directa e indirecta, al bolsillo de los contribuyentes-, sino el plazo. Porque el horizonte de remate de las obras es 2010, y si para entonces no todos estamos calvos, una buena parte sí; o, dicho de otro modo y sin bromas, es bastante tiempo y mucho tráfico el que pasará sobre el puente como para estar tranquilos.Así las cosas, no estaría de más que por alguien se decidiese un estudio comm´il faut de la teoría de los empresarios para construir otro puente sobre la ría de Vigo -que por cierto, en su día se tuvo por digna de análisis desde el PSOE: claro que eran tiempos pre-electorales- y, sobre todo, se diese alguna explicación acerca de qué ocurrió con el proyecto alternativo a la actual autopista de peaje, que era la autovía entre Pontevedra y Vigo por la costa, de la que nunca más se supo a pesar de las promesas y compromisos -que están en las hemerotecas- de algunos altos cargos.Y no se trata de incordiar, conste: sólo de que, ahora que vuelven a sonar las campanas electorales, si bien tocando a vísperas, se le diga a los ciudadanos por qué sí, por qué no y sobre todo para que se asuman por cada cual las responsabilidades pertinentes. Que nada hay mejor en estos días que saber lo más exactamente posible con quién se juegan los cuartos y de quién se pueden fiar.¿Eh...?